El sendero de la muerte, es inextricable ante nuestro escaso entendimiento humano,solo podemos conjeturar vagamente sobre el ir y el devenir, que dicho hecho provocara en nuestras vidas. el temor irreprimible de la perdida, desaparece tenuemente con el tiempo, y solo el tiempo es el encargado de succionar heridas o de modificar dichas ausencias, sin embargo la provocación abrupta es un hecho ineludible que hace parte de un bagaje desconocido, totalmente determinante para nuestro proceso terrenal.
En el interior del ataúd se hallan restos de cabello, una rosa marchita y un caracol evocando la existencia terrenal que fue fragmentada entre animales, plantas y humanos.
Técnica: repujado en aluminio, sobre libro intervenido con un agujero de formas rectilíneas, que alude a un féretro cóncavo, con una cubierta de madera y repujado que cubren el agujero del libro intervenido, recubierto de satín en el interior del féretro.
