lunes, 19 de marzo de 2012

Exangüe dadivosa

Extinguirse con besos perniciosos y dulces,
seducir con caricias calculadas
 delinear con respiración
cerciorarse de los movimientos precipitados y trémulos del otro,
 rozar el alma e ir en contra del mantra sagrado del cuerpo,
 conmocionar los pensamientos sin ilación que chocan entre si.
Y por un momento ¡escuchar!...
La elocuencia absurda de la soledad
la nitidez que produce la piel de loto 
el expandirse sin multiplicarse en los brazos de pétalo
despabilarse en una irradiación de ojos acechantes.
Sentir la sensibilidad dadivosa de un cariño extraviado
proferir en pro de una búsqueda inconclusa de amor imperecedero,
ser la amorosa incertidumbre que no acogen,
ser el  llanto húmedo
y no caer en la llaga inmune que se hincha
llena de tristeza y desolación.
Mutar como un escarabajo
filtrarse entre las venas con un punzante discurrir.
 Morir lentamente entre las hojas de otoño,
 descender entre miradas psicóticas