Por que cuando se agrada, en un lado oculto se repele y así cuando fluye la armonía trae consigo un disgusto disfrazado. Las miradas ensortijadas, tejen un indudable flirteo que cede fácilmente a similitudes traidoras, por que los espectros ensombrecen el primer juicio sensitivo, e irrumpe con crujidos en los pensamientos, resonando como un golpe de tambor enfurecido y pum!!! las disparidades se dirigen en todas las direcciones para que posteriormente queden rezagadas en el cajón del inconformismo.
Los sueños forasteros divagan entre intervalos de incertidumbre, chocan entre lágrimas calcinadas por la piel deshidratada, mientras se empieza a jugar de un modo distinto, una ficha se cruza en el tablero insospechado, para que los elementos hilen la urdimbre y la causalidad predisponga del porvenir.
Ronroneos de ternura se exteriorizan entre agresivas caricias, porque la ira se confunde fácilmente con el gusto, que embrolla con deliquio los cuerpos de la humanidad.
El desacuerdo asalta con bufonería entre las ideas coetáneas.
Lo factico cede a la minoría que dispone de agrado, intentando embellecer el panorama preconsciente del individuo intruso, y no se pueden ir mas allá, ni un poco mas acá... por que se esta aquí y ahí entre la inconformidad espasmódica del espacio, los contactos invisibles poseen mayor aprehensión de otredad, porque entre desconocidos nos gustamos, nos atrapamos… hasta que rasgamos el traje de su postura indescifrable, hasta que queda vulnerable ante la disgregación de medios posibles, todo da lugar a la irreductible brecha de cotidianidad apabullante, por que las personas que siembran amores profundos, crean odios rotundos e irreparables...