lunes, 10 de octubre de 2011

Lagrimas de fuego y color

Detuvo sus lágrimas para nos estallar entre alaridos de fuego, cayó de una sacudida en el suelo solitario de su habitación, mientras su garganta en cautiverio se henchía en dolores indetenibles.
Estancada por el paso precipitado de los días, intento forzosamente dar tumbos hacia un devenir inquebrantable, tejía falacias empapadas de sucesos inusuales que arrobaran su telúrica existencia de ese mundo ficticio que la circundaba atropelladamente; donde sólo habían mentiras para batallar con un engaño mayor, empero la huella precipitada de los hechos dejaban con rúbrica la marca de recuerdos sanguinarios,  arqueándose  en su estomago una colección de irrealidades.

La no fluencia había creado la dilación necesaria para que un engendro en forma de fluido tóxico, se difundiera tardíamente en gangrena a través de sus circuitos neurológicos, la infección se regó por todos sus pensamientos venideros y el veneno no hallando cauce de conclusión, se disgrego en témpanos de fatalismo para deformar sus sueños apacibles. Las toxinas la dejaron inerte en la mitad del acantilado fabricado de desvaríos.

Inis no ceso su búsqueda de sublime ataraxia y desapego totalitario, busco ayuda de sus oráculos internos e intento mutar en múltiples tonos, los matices ascendían arremolinados, solidificando una gama inquebrantable de saturación, formo así una esfinge prismática de sabiduría silenciosa, que direccionaba sus tendencias grises y negruzcas a una gama violácea que sumaba diferentes tonalidades en búsqueda del blanco, así se fundamento su búsqueda imperecedera, en la recopilación insaciable de tonos que dieran un atavío místico a su paso argentado de lunas intermitentes.