martes, 16 de abril de 2013

El amor para el cíclope



Cuando empiezo a darme cuenta de la invisibilidad del único ojo que sostengo, doy por sentado el uso y desuso del concepto del amor, la invalidez de su mero pronunciamiento, la falacia de su expresión y el sin sabor de su simulacro.


El amor se reduce a una expansión, diacronía y sincronía de dos puntos bullendo de un sin sentido ...


Cataclismo obsesivo que ulula entre amor y odio, conbustión de sensaciones, que producen un inevitable paroxismo artificial. Y así deduzco que nunca he amado, no en la viveza del amor esencial y en la ingenuidad deifica de astros y naturaleza dinámica. Y ahí!, el meollo de la nostalgia, que perfora sin aliento. Un silencio estrepitoso se hace contundente.

Entre mis parpadeos fantasee que te amaba pero no fue real, fue una hipócrita manera de jugar al amor con pegante, pero una tijeras cortaron el nudo que tantas veces se había enredado, las dos piezas se han unido de nuevo, la soledad ha desaparecido por que ya no existe compañía alguna, sólo la disolución de la contrariedad evoca la no distinción, que eyacula orgasmos cósmicos, donde la realidad no interfiere. Ahora soy todo lo habitable en la profunda nada (...)

- Me escuchas...
- No me amas!, no sientes lo mismo
- La repetición sofoco
- No soy tu obsesión
- Esta bien.
- Ya no estoy, fue un reincidente engaño con algo de gracia.