lunes, 2 de mayo de 2011

Reconcialiación abstrusa

Ahora no sé a dónde me dirijo, espero hallar respuestas en medio de este torbellino confuso de silencio, hay incógnitas que improvisan entre las notas de mi música, y siento perder la noción de este instante, viendolas deformarse sin artilugios...

Acordeones se ensanchan y se contraen escribiendo para mi, más la nostalgia sigue ahí, flota como un globo en medio de colores ingrávidos, exaltando mi errada percepción, me acarician, me contemplan sin prejuicio para que no devoren mi razón y con desdén y arbitraria cercanía me invaden.

Pétrea abro y cierro los ojos, miro los flancos, sin detener los espectros desenfocados que arremeten contra las paredes de mi recinto esotérico, intento danzar con mis dedos famélicos, pensando en un futuro incierto que no logro asirlo, solo revolotea con el ritmo de mis manos. Golpeo con mis uñas el borde de mis líneas... y me confundo, me pierdo...

Habito en el laberinto de dédalo, perforada de silencios ineludibles, camuflándome entre las venas que forman la tierra, entrometida pero sigilosa me disuelvo entre deidades inextinguibles, escucho el mistérico sonido del minotauro, el sollozo… el taciturno devorador de un tiempo perdido, y noto sus movimientos con  el aire que respiro, se retuerce en su inquietante ceguera, en su abultado  cuerpo que se metamorfosea en fantasmagóricas serpientes hechas de medusa... su estratagema tiene su fin, logra aniquilar los átomos del laberinto,  su hedor intermite y extingue mis células mortíferas, mi lenta putrefacción, se cerciora con una próxima reconciliación, me reconcilia con la VIDA, una vida obtusa y con ligeras contracciones.