Seres en constante ebullición deambulan entre laberintos de ingenuas fachadas, la impostura se adueña de sus ademanes ansiosos, mientras enfrascados entre sus tejidos de carne, resguardan en su urbe de esperanzas, esquirlas de nostalgia, porque añoran con ansias desesperadas la acumulación de deseos que mantenga avivada la llama de sus existencias ahuecadas.
El vacío tornándose gris busca matices donde el arte ya no subleva las lágrimas disecadas, la incesante búsqueda de amor ya no encuentra huellas espesas, desubicados entre acrobacias imaginarias, escrutan entre las rocas de cielo la blandura que derrita las llagas de tristeza y puedan continuar en vilo hasta que melodiosas sinfonías peinen sus interiores hueros, exentos de posibilidades infinitas caducan en la precariedad que se desborda en sus cuerpos. humanos exhumándose caen en la disonancia reactiva de un colectivo.
Se crean nuevas distracciones, pasajeras y ajenas al espíritu eternizan la fantasía entre contorsiones mórbidas, coqueteos alados y sonrisas de hielo, se disuelve el arrobamiento de agonía, se visualizan los laxos fracturados por un egoísmo unitario mientras se olvidan entre alcantarillas de egolatría.
La memoria juguetea y burbujea sin ton ni son… Todo se aleja, se acerca y se yuxtapone en medio del gusto enraizado, los juicios expiran en un recogimiento efímero, no se permanece ya en los estadios de la utópica virtualidad, la evaporación inmediata empaña las ideas y en un súbito movimiento mental se dibujan los cuerpos y se pintan los gestos que adornan las palabras, acallan las sensaciones porque los demonios interiores se extravían y se buscan para acariciarse mutuamente pero la vacuidad de medios les hace zancadilla para que caigan en el linde de la displicencia, recogen fortuitamente un trofeo arrebatado que a pierde su valor…