...Todo es diáfano, puro, en el estado más libre de la naturaleza, cada ondulación conectada con el cosmos, la fluidez acogiendo nuestros seres de infinito amor...
Conectada con las melodías oníricas de elfos, ninfas y náyades, percibo la sinfonía cósmica de aves suspendidas en la bóveda celeste, el verde inaprensible de la natura flotando en riachuelos que festejan la danza suprasensible de los latidos de mi corazón.
El amor regándose por mis poros, el reflejo pilomotor sincronizado por la evocación mística de un sueño, la solidez de los sonidos sosteniendo la magia de rostros alados; la fluctuación ligera de los arboles apaciguando el estupor del silencio.
Veo con la lucidez de un dios apremiante, siento la conjunción de energías suprimiendo toda la intoxicación de mis seres pasados, observo las enredaderas de perfección que delinean mis sentidos, la dulzura tatuando mi rostro con múltiples sonrisas, olfateo el dolor esfumándose con el humo telúrico de las colillas disueltas.
La mutación se hace contundente en cada pulsación, solida e irrefutable se expande con cada suspiro, saboreo la bruma vaporosa que recorre con caricias mi mapeado iridiscente, el agua lamiendo mi rostro con erotismo cándido y la delicadeza de una emulsión cicatrizando mis heridas ficcionarias, el hechizo tejiendo el mesmerismo surreal de mi encuentro idílico con la vida, los seres levitando con dulzura en mi odisea de inocencia y amor perpetuo.